CRISTO, ALFA Y OMEGA, PRINCIPIO Y FIN.

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" Alfa y Omega sinónimo, el origen y el final mismos de todas las cosas que son, fueron y serán ".. 

La forma de expresar la eternidad de Dios por medio de la primera y la última letra del alfabeto parece haber pasado de la sinagoga a la iglesia. El Alfa y Omega fueron sustituidos en lugar de la Aleph y la Thaw. Pero la sustitución de las letras griegas por aquellas de la lengua hebrea causó, inevitablemente, la pérdida de una porción del significado y belleza de la forma de designar a Dios. Las letras griegas Alfa y Omega no guardan relación con la palabra Verdad. Omega no es la última letra de la palabra aletheia (verdad), como Thaw lo es de la palabra Emeth. La palabra sagrada y mística Verdad, expresada en hebreo a través de sus letras Aleph y Thaw, el ser absoluto y eterno de Dios, tuvo que ser sacrificada. "Alfa-Omega" (y su equivalente hebreo) significa una plenitud -o perfección- absoluta. Es un decir judío que la bendición de Israél en Lev., xxvi, 3-13 está completa porque comienza con Aleph y termina con Thaw.
La perfección absoluta de Jehová se expresa en Is., xli, 4; xliv, 6, por medio de la frase, "Yo soy el primero y el último". Platón, "De Legibus" (Sobre las Leyes), IV, 715, describe a Dios de la misma forma: archen te kai teleuten kai mesa ton onton apanton echon (tiene en sus manos el principio, el fin y el medio de todas las cosas), y cita esta frase como un palaios logos (dicho antíguo). Cf. también Josefo, C. Apión., II, xxiii. La frase expresa adecuadamente la idea de que Dios es eterno, el principio y el fin de todas las cosas. El Cuarto Evangelio, tras declarar que la "Palabra era Dios", dice: "y la Palabra habitó entre nosotros llena de gracia y verdad". Gracia aparece representando a bondad. La frase es idéntica con Ex., xxxii, 6, "llena de bondad y verdad". Aquí tenemos dos grandes atributos divinos, Verdad y Bondad, asignados a Cristo en toda su plenitud. Lo que Moisés dijo de Dios, el Evangelista lo dice de Cristo. En el Apocalipsis el "Alfa-Omega", tomando el lugar de su equivalente hebreo, aparece en el primer capítulo para designar a Dios, i, 8; pero designa a Cristo en sus dos últimos capítulos (Ap., xxi, 6; xxii, 13). Es un argumento que establece que su autor creyó en la divinidad de Cristo. En los primeros años de la iglesia el Alfa y Omega eran usados como el monograma de Cristo. Estas letras se convirtieron en Su escudo. El poeta Prudencio dice, "Alpha et Omega cognominatus, ipse fons et clausula omnium quae sunt, fuerunt, quaeque post future sunt" -
Alfa y Omega sinónimo, el origen y el final mismos de todas las cosas que son, fueron y serán
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(Cathemer., 9, 11). El símbolo "Alfa-Omega" era escrito bajo los brazos de la cruz dentro de un círculo o triángulo. El Alfa a veces se encuentra a la derecha y la Omega a la izquierda a fin de indicar que, en Cristo, el comienzo y el fin convergen en uno. Este escudo se encuentra en las monedas del Emperador Constancio y Constantino (Martigny, 458-459). Los primeros Cristianos tenían dos letras gravadas en sus sortijas (Vigouroux, Diccionario Bíblico). El Alfa y la Omega a veces se encuentran escritos en el nimbo -o halo- del cordero; por ejemplo en las pinturas de las catacumbas de Pedro y Marcelino, siglo III. También encontramos estas dos letras en frescos y mosaicos de varias iglesias antiguas; por ejemplo, en la capilla de San Felicitas y en San Marco en Roma; en los mundialmente famosos mosaicos de Ravenna, en Galla Placidia, San Crisologo, San Vitale. Con el paso del tiempo Alfa y Omega cesaron de ser usadas en las pinturas y ornamentos de la iglesia como el monograma de Cristo. Durante los últimos siglos las letras I.H.S. tomaron su lugar. Recientemente, sin embargo, las volvemos a encontrar en las puertas de tabernáculos y en ornamentos del púlpito o de las vestiduras eclesiásticas).